En otras épocas, las mujeres compartíamos más que hoy, recolectábamos alimentos, cocinábamos y criábamos a los niños todas juntas. La vida de los niños y las mujeres estaban más unidas e interconectadas, y éramos la fuente de fortaleza y el consuelo de uno sobre el otro en la vida diaria.

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Además trabajábamos unidas para elaborar los elementos que se necesitaban para facilitar las labores domésticas. Gracias a este compartir, se podía tomar consciencia de las situaciones negativas que se manifestaban en la comunidad y tomar medidas individuales y colectivas de mejora.

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Actualmente, mujeres se reúnen en círculo a revivir ésta práctica ancestral, reconocer su lugar, su relación con la luna, sanar, fortalecer sus relaciones, aprender diferentes saberes, además de poner al servicio los propios, recuperar la confianza y seguridad que le permitirá manifestar todo su poder creativo y de transformación personal y social en el Mundo. Para así crear autosostenibilidad en beneficio de todas.